Amor mío: sé que a lo largo de tu
vida te has enfrentado a situaciones muy duras, que te han quitado las ganas de
vivir. Pero no, mi amor, has tenido que seguir viviendo, y muchas veces
sufriendo, porque tú eres un ángel de luz, tú eres vida y esperanza para los
demás, y tenías que cumplir una misión en este mundo. Esa misión es llenar de
luz la oscuridad, iluminarnos a los que te rodeamos, traernos un rayo de
esperanza para hacernos sentir que la vida puede ser algo maravilloso, que la
vida merece la pena ser vivida. Eso es lo que has hecho conmigo, mi cielo,
enseñarme a vivir, enseñarme a soñar, has hecho que mi corazón vuelva a latir
con fuerza cuando ya lo creía todo perdido.
Sé que ayer pasaste una dura
prueba, que te sentiste decepcionada, vacía, engañada por la vida, porque oíste
de boca de un ser amado lo que no deseabas oír, y esas palabras te atravesaron
el corazón como una daga, traspasaron tu alma y te hirieron profundamente, y
deseaste morir, porque tus emociones fueron heridas tan profundamente que por
un momento creíste imposible recuperarte… pero no, mi vida, ahí es donde tienes
que tener capacidad de confrontación, de arrepentimiento… y de perdón. De
perdón para él, y de perdón para ti misma, porque tienes que aprender a
perdonarte para quitarte esa angustia, porque si Dios te ha perdonado por
cualquier error que hayas cometido en tu vida ¿quién es nadie, ni siquiera tú
misma, para no perdonarte? Tienes que ser fuerte, y es en estos momentos cuando
tu fe viva en Cristo tiene que brillar más que nunca. Debes tener fe, mi vida,
y tienes que mirar a tu lado, porque yo camino a tu lado, a tu costado, porque
hemos emprendido un largo camino juntos, un camino para toda la vida, un camino
que nos conduce a la eternidad, porque yo te amo, mi cielo, porque siempre
permaneceré a tu lado y nunca te abandonaré, y con la ayuda de Dios y con todo
el amor que estoy dispuesto a darte cada día de tu vida, superarás ese dolor.
Cuando seas tentada a huir del
problema, cuando desees que todo acabe para no sufrir más, cuando desees dormir
para no despertar más, corre hacia Jesús y pídele una victoria real, porque te
sorprenderá su respuesta. Porque esa respuesta está, quizás, más cerca de ti de
lo que te imaginas, porque quiero soñar que yo soy esa respuesta, al igual que
tú has sido la respuesta para mí
Mi Esposa, mi Amiga y mi Amante, siempre tuyo,
siempre mía, siempre nuestro. Te amo.
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