Doy gracias a Dios todos los días, por
enviar esta mujer a mi vida, esta mujer que ha robado mi corazón, prisionero
soy de ella, el más feliz y dichoso. Soy su amigo, su amante, su esposo, soy el
dueño de su tiempo, de sus caricias, de sus besos, y del inmenso amor que día a
día me demuestra con sus detalles.
Doy gracias a Dios por bendecirme con tanta
felicidad, por darme la oportunidad de conocer de esta manera este inmenso amor
que albergo en mi corazón.
Soy muy feliz y dichoso de tener a mi lado
a una mujer tan maravillosa, tan especial, como lo eres tú, mi amor.
Gracias, Dios, por el cariño que me
mandaste con ella, y gracias por las estrellas que en sus ojos son mi luz.
Nadie, Señor, más que tú, pudo darme tal belleza. Porque mi amada convierte mis
pensamientos en poesía, donde ella es la constante rima, por ese modo de ser,
porque ese ángel-mujer vino a endulzarme la vida.
Gracias, Dios, por esas manos, prodigándose
en caricias, que me hacen ver que la vida, con ella, es un regalo. Su ternura
es manso amparo que hace más gratos mis días.
Hoy, con estas letras, quiero decirte que
te amo, y que eres lo mejor que puedo tener en la vida. Hoy, con mis letras,
deseo plasmar mi inmenso amor que yace en mí por ti, mi fidelidad para ti, y,
por siempre, mi amor.
Hoy doy gracias a Dios por bendecir,
proteger y cuidar en todo momento este inmenso amor que hay en nuestro corazón.
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