Y sobre todo eso he estado reflexionando… porque, como
te dije, creo firmemente que, si hemos podido superar todo ese sufrimiento para
poder estar juntos, no habrá nada ni nadie que pueda jamás separarnos.
Porque por este amor derramé, ambos derramamos, más de
una lágrima, con la tristeza más profunda, oculta bajo una falsa sonrisa, con
suspiros que eran solamente gritos de la inmensa soledad que quedaba por
dentro. Tuvimos largas noches sin consuelo, sólo acompañados de unas terribles
ganas de morir con tal de liberarnos de ese angustioso tormento.
Porque tú me habías entregado tu noble, puro y ciego
corazón, lleno de las más bellas y reales ilusiones, pidiendo a cambio
únicamente amor y comprensión, pidiéndome sólo que no te hiciera daño, que no
te lastimara… Y eso, que te prometí, no fui capaz de cumplirlo y te lastimé,
rompiéndote el corazón y destruyendo tus ilusiones, y empujándote a huir lejos
de mí…
Y entonces, cuando te fuiste tan lejos y creí perderte
definitivamente, por mi torpeza, por mis miedos, por mi inseguridad, me hinqué
de rodillas ante el dolor por haber perdido a ese que parecía –que es- el gran
amor de mi vida, el único que llena mi vida y mi corazón. Porque cuando te
fuiste de mi lado, o, mejor dicho, cuando te aparté de mi lado, me di cuenta
del enorme error cometido, y lloré a escondidas gritando en silencio tu nombre
como en una oscura lejanía. Te pedí que no te fueras, te rogué que regresaras,
pero todas mis súplicas fueron baldías, porque tú ya no confiabas en mí, porque
el dolor causado fue como un puñal que atravesó tu corazón. Y ese puñal, que yo
empuñé, a mí mismo me desgarró por dentro y creí morir de tristeza y dolor.
Ambos nos quedamos con la mente en blanco, con un
sinfín de preguntas, sin obtener una sola respuesta… y ambos miramos hacia el
cielo, pidiendo un hermoso deseo, porque ¿es que acaso hay alguien que no tenga
en el cielo una hermosa estrella que alumbre sus tinieblas?
Y al final, el deseo se cumplió y regresaste a mí, me
diste una segunda oportunidad, y por eso, mi vida, por eso te estaré
eternamente agradecido, y te amaré siempre con devoción, porque no tendré otra
forma de pagarte esa segunda oportunidad que con mi más profunda entrega,
dándote todo mi amor, entregándote mi corazón, mi vida, mis pensamientos, mi
alma, todo mi ser, porque todo yo te pertenezco. Porque si el amor es entrega,
a mí, que recibo tu amor, sólo me queda la deuda y el compromiso de regresarte
gramo a lo entregado mil veces multiplicado, y ese es mi más firme propósito. Te
colmaré de amor todos los días de mi vida, mi única ambición es llenarte de
dicha hasta mi último aliento, construir un mundo maravilloso a tu alrededor y
cumplir todos tus sueños. Porque sólo de esa manera podré pagarte mi deuda de
amor.
Mi Esposa,
mi Amiga y mi Amante, siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro. Te amo.
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