Hoy me doy cuenta de la
cantidad de amor que todavía tengo para darte. Contigo he aprendido que a una
mujer hay que saberla querer, que hay que cuidarla como se cuida una rosa… que
hay que amarla y decirle cuánto uno la quiere, sin vergüenza ni pena, que hay
que valorarla y darle su lugar. Hoy quiero gritar a los cuatro vientos cuánto
te quiero. ¡Cuánto te amo! Si lo sabe Dios, que lo sepa el mundo.
Ya no tengo palabras por
tanto agradecimiento. Hay algo que no se debe perder nunca y es la fe, la
esperanza de ver nacer un nuevo amanecer, y yo, contigo, he visto ese nuevo
amanecer en mi vida.
Cuando en un susurro de
voz tierna me dices cuánto me amas, cuánto me quieres, haces que mi corazón se
quiera salir del pecho, porque tú eres mi todo, tú eres mis ganas de vivir, tú
eres el centro de mi universo, todo gira en torno a ti.
Mi Esposa, mi Amiga
y mi Amante, siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestro. Te amo.
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